Una experta británica asegura que estaban a 480 km de allí, en la ciudad de Nínive.
Recreación. La arqueóloga británica Stephanie Dalley hizo esta ilustración en base a textos antiguos . /THE GUARDIAN
The Guardian. Especial -
07/05/13
La ubicación geográfica de una de las siete maravillas del mundo
antiguo –los legendarios jardines colgantes de Babilonia– ha sido uno
de los grandes misterios de la Antigüedad. El hecho de no encontrar
ningún rastro de ellos en los vestigios de Babilonia llevó incluso a
algunos arqueólogos a dudar de su existencia. Ahora, una académica
británica reunió una cantidad de pruebas textuales para demostrar que
estaban en Nínive, a 480 kilómetros de Babilonia, a comienzos del siglo
VII AC. 
Su investigación demuestra que quien llevó a cabo esta proeza de ingeniería y arte no fue el rey babilonio Nabucodonosor sino el rey asirio Senaquerib.
La evidencia presentada por Dalley, experta en lenguas de Medio Oriente, surgió al descifrar las escrituras cuneiformes babilonia y asiria y reinterpretar posteriores textos griegos y romanos. En éstos figuraba una inscripción asiria del siglo VII a.C. que, según pudo descubrir, había sido mal traducida a principios del siglo pasado. Se sorprendió al encontrar la descripción del propio Senaquerib de un “palacio sin parangón” y una “maravilla para todos los pueblos”.
Describe la maravilla de una espiral que elevaba el agua y formaba parte de un complejo sistema de canales, diques y acueductos para traer agua de ríos que estaban a 80 kilómetros de Nínive y los jardines colgantes. El texto registra que el agua se extraía “todo el día”.
Recientes excavaciones hallaron rastros de acueductos. Uno cerca de Nínive era tan grande que, según dijo Dalley, desde el aire sus vestigios parecen un tramo de autopista. Después de haber abordado su teoría en 1992, Dalley está presentando ahora una multitud de pruebas en su libro “El misterio de los Jardines Colgantes de Babilonia”, que Oxford University Press dará a conocer el 23 de mayo. La autora supone que dividirá a la opinión académica, pero la evidencia la convenció de que los jardines de Senaquerib cumplen con los requisitos para ser una maravilla del mundo, “una concepción magnífica, espectacular en materia de ingeniería y artísticamente brillante”. Dalley reconstruyó textos antiguos donde se revela un jardín que recreaba un paisaje de montaña. Tenía terrazas, senderos con columnas, plantas exóticas, árboles y torrentes ondulantes. Hasta el momento, es poco lo que se ha estudiado sobre Nínive porque se consideraba que el lugar era peligroso para hacer excavaciones.
Traducción: Cristina Sardoy
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